jueves, 10 de diciembre de 2009

El amor a las películas

Las películas son una mierda. Rectifico. Las películas que te gustan son una mierda bien grande. Y no es que me caigas mal: es que vas a empezar ya mismo a contarme por qué te gusta esa película, lo mágico de tal escena, la profundidad de una trama aparentemente tan trivial. Pero es que encima me lo vas a contar todo con una emoción franca de alquimista descubriendo la piedra filosofal. En esa escena en concreto de la que hablas ves cosas que seguramente yo nunca ví: una alusión velada a un cuestión crucial, una crítica agudísima contra la raíz de algún sistema, una actuación que parece seria pero que , en el fondo, si te fijas, es irónica. No sé: lo mismo tienes razón. A mí la película ya me parecía una mierda antes de conocerte y ni siquiera me pones cachondo, así que, ¿ qué quieres que te diga?: me cuesta empatizar. Todo es posible. Godard, sí, presente, Kubrick puede, pero nunca en ayunas, Vischonti mejor dejarlo para los años bisiestos. Pero que no te digo que no. Después de todo, las películas que a mí me gustan son igual de repugnantes. Ni siquiera sé qué quiero decirte cuando hablo de ellas. Igual resulta que te hablo de mí a través de la película porque es una forma muy cómoda de hablar y porque eso es lo que somos, ¿ no?: un par de películas y media docena de libros. Y casi siempre son los mismos. No es dificil imaginar por tanto que, pese a haber empezado con mal pie, la cosa se irá ajustando. No me cabe duda de que llegaremos a conocernos y, tarde o temprano, con cualquier película, acertaremos.

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